Páginas

miércoles, 26 de junio de 2013

Ejercicio


El ejercicio físico y la salud.

Está demostrado científicamente que hacer ejercicio físico con regularidad y sin exceso es bueno para la salud física y mental. Se controla el peso aumenta la libido, mejora el sueño (siempre que no se haga a última hora de la tarde y con exceso), reduce la tensión arterial, refuerza el sistema inmunitario (siempre que no nos pasemos ni en tiempo ni en intensidad) y protege contra las enfermedades cardiacas e incluso algunos tipos de cáncer.
Al hacer deporte o cualquier actividad física, el cuerpo segrega endorfinas que producen un efecto calmante del dolor. Además las endorfinas tienen la capacidad de actuar en el cerebro para disminuir la ansiedad y aumentar la sensación de bienestar, mejora el estado de ánimo y sube la autoestima.
El principal error que se comete con el ejercicio físico, muchas veces, es el de pasarse en tiempo e intensidad por ejemplo con el jogging tratando de correr demasiado rápido y demasiado tiempo, más que un beneficio puede  convertirse  en un perjuicio. Lo importante es hacerlo de forma regular sin llegar a cansarse. Con 30 minutos tres veces a la semana es suficiente aunque si se hace cinco es mejor.
El simple hecho de practicar 30 minutos de caminar a ritmo vivo, sin correr, tres veces por semana, es tan eficaz como cualquier antidepresivo. La única diferencia es que el antidepresivo alivia los síntomas con un poco más de rapidez pero no más intensidad (David Servan-Schrewiber, psiquiatra).
El ejercicio físico es un factor influyente en la salud del individuo, pues mantenerse en buena forma practicando algún tipo de deporte – como todo con equilibrio y moderación – hace que la sangre circule mejor por el cuerpo, que el corazón funcione mejor, que expulsemos toxinas del cuerpo ( con el sudor), que respiremos con mayor profundidad y mejor estando más oxigenados, fortalezcamos nuestros músculos y esqueleto, así como el sistema inmunológico, con lo cual creo que hacer alguna actividad deportiva si es posible al aire libre (aeróbica) aporta muchos beneficios a la salud y por tanto tendremos que tenerlo muy en cuenta.
El ejercicio físico como hemos dicho realizado con moderación y regularidad, todos los días un poco, no en forma competitiva o excesiva nos aporta muchos beneficios al cuerpo y a la mente como son:
-Fortalecimiento del corazón
-Prevención del estrés
-Sensación de bienestar y tranquilidad
-Lucha contra la obesidad y delgadez
-Aumento de la capacidad respiratoria
-Fortalece los músculos, huesos y ligamentos
-Refuerza la voluntad
-Estimula el funcionamiento de las glándulas.

El ejercicio físico modifica nuestro equilibrio hormonal, al reducir el exceso de estrógenos y testosterona que estimulan el crecimiento del cáncer (en concreto, el cáncer de mama, de próstata, de ovarios, de útero y testículos). Por otra parte, el ejercicio físico reduce también los niveles de azúcar en sangre y, como resultado, la secreción de insulina e IGF, que contribuyen de forma tan decisiva a la inflamación de los tejidos y el avance y expansión de los tumores.
El ejerció físico, igual que la meditación, posee un efecto directo en el sistema inmunológico, como si lo protegiera del estés que desencadenan las malas noticias, aparte de que nos curte , nos disciplina, potencia las energías internas y estabiliza el carácter y sin duda es una fuente de salud física y mental.
El ejercicio no solo es necesario para la salud física, sino también para lograr un bienestar mental y emocional a largo plazo. Hoy se sabe que el ejercicio hace que el cerebro libere ciertas sustancias químicas y ciertas hormonas – endorfinas y encefalinas - . Se trata de estimulantes naturales que nos hacen sentirnos bien.

P.León

Alcalinizar: el Camino Hacia una Mejor Salud

Si pudiéramos ver nuestro propio organismo como un ecosistema en perfecto equilibrio, gracias a los órganos y sistemas que lo mantienen funcionando, nos daríamos cuenta que para que funcione a su máximo nivel durante 80 o más años, debemos prestarle mucha atención a lo que debemos hacer con el fin sostener este delicado equilibrio.

Efectivamente, somos un ecosistema cuya principal forma de supervivencia es el equilibrio ácido-base o pH. Esto quiere decir, que nuestra sangre debe mantenerse ligeramente alcalina a 7.365 todo el tiempo. Si la acidez o la alcalinidad se elevan tan sólo una o dos décimas de unidad, será una catástrofe potencialmente fatal para el cuerpo. Por eso, mantener los niveles de acidez-alcalinidad de nuestra sangre, es nuestra tarea más importante.

El cuerpo tiene mecanismos automáticos para tratar de mantener el pH en niveles adecuados. Cuando la acidez comienza a aumentar por alguna razón, se inicia la excreción de los desechos ácidos a través de los riñones al aumentar la producción de orina, incrementar el ritmo de la respiración para ingresar más oxígeno que alcalinice la sangre y para expulsar el dióxido de carbono que acidifica. También, si la sangre tiende a la acidez durante un largo período de tiempo, buscará apoyo en los tejidos para ayudar a estabilizar el pH. El cuerpo puede comenzar a excretar minerales alcalinos como el calcio que toma de los huesos y dientes, magnesio, que toma de los vasos sanguíneos; potasio del sistema neuromuscular y sodio de las articulaciones. Si estos minerales no son reemplazados, los tejidos se debilitarán y degenerarán rápidamente.

Los principales elementos alcalinizantes del cuerpo son el calcio, magnesio, sodio, potasio, vitamina C, selenio, oxígeno, zinc y varias vitaminas del complejo B. las mejores fuentes de estos nutrientes esenciales son las frutas y los vegetales, el vinagre de manzana, algunas nueces y semillas y las sales naturales.

Los alimentos más acidificantes que podemos consumir, son los azúcares, los granos, las carnes de animales alimentados con granos, el café y los alimentos procesados de cualquier clase. Tal vez, el más acidificante de todos sea el refresco que está cargado de azúcar, endulzantes artificiales, conservadores y ácido fosfórico que son substancias formadoras de ácidos. El refresco tiene una acidez de 3, lo cual deshidrata poderosamente al cuerpo, y lo obliga a desechar el agua que requiere para desintoxicarse de todos los desechos ácidos.

Cuando una persona come muchos alimentos acidificantes, durante largos períodos de tiempo, el cuerpo se encuentra en desventaja para formar elementos alcalinos y comienza por trastornarse su sistema digestivo. Los alimentos no se digieren adecuadamente, se produce mucosidad para proteger al estómago y al intestino. Con el tiempo esta mucosidad se vuelve tan gruesa que se produce una placa que impide la absorción de nutrientes. La presencia de esta capa de mucosidad en las paredes intestinales y del colon se vuelve un campo fértil para alojar toda clase de parásitos y organismos indeseables.

Los parásitos como lombrices, levaduras y hongos y bacterias antagonistas aprovecharán los valiosos nutrientes, al mismo tiempo que excretan toxinas, partículas ácidas que irán a parar al torrente sanguíneo para aumentar aún más la acidez relativa del cuerpo, lo cual disminuye profundamente la energía y la inmunidad de la persona.

Cuando esto sucede, los órganos experimentan mayor estrés, que les priva de la vitalidad y de las enzimas y nutrientes que necesitan para mantener el pH. Este estrés imparable de los órganos y sistemas, desencadenará tarde o temprano enfermedades y muerte.

Afortunadamente, nuestro cuerpo tiene una capacidad extraordinaria para sanarse y restaurarse a sí mismo, siempre y cuando le demos el apoyo que necesita para recuperar su equilibrio. Nuestro cuerpo responde inmediatamente cuando le ayudamos a restablecer su pH normal y por tanto, su salud.

Para ayudar a la alcalinización de la sangre, podemos seguir estos simples pasos:

1. Tome dos litros de agua natural diariamente a la que habrá añadido media cucharadita de bicarbonato de sodio.
2. Tome diariamente el jugo de un limón diluído en agua
3. Tome una cucharada de vinagre de manzana diariamente diluída en agua.
4. Utilice hierbas para sazonar como orégano, cilantro, perejil, romero, etc.
5. Beba un jugo fresco de zanahoria diariamente
6. Trate de que su dieta en su mayoría, la constituyan alimentos formadores de álcalis como las frutas y las verduras frescas y crudas.
7. Tome dos onzas de jugo de papa cruda diariamente.
8. Respire profundamente tres veces cada vez que se acuerde de hacerlo.

Para evitar la acidificación de la sangre, podemos evitar:

• Refrescos, café, alcohol y tabaco.
• Productos elaborados a base de harina de trigo (incluída la integral)
• Productos que contengan azúcar o endulzantes artificiales.
• Todo tipo de carnes frescas o frías.
• Quesos grasosos, crema y mantequilla. Puede consumir yogurt natural, jocoque y queso fresco o cottage.
• Productos farmacéuticos
• Sazonadores que contengan substancias químicas o vinagres.
• Alimentos enlatados o empaquetados.
• El estreñimiento debe ser evitado a toda costa, pues cuando los desechos tóxicos permanecen dentro del cuerpo, producen constantemente ácidos que se recirculan en la sangre. Limpie el colon con agua natural cuando la evacuación no se presente regularmente.

Lograr el equilibrio del pH de la sangre y del cuerpo, es el primer paso que se debe seguir cuando se inicia un tratamiento natural para curar una enfermedad. El cuerpo puede sanarse, pero es necesario ayudarle para que pueda lograrlo. Alcalinizar, es el primer paso para regresar a la salud.

El cerebro y los ácidos grasos omega3

El cerebro forma parte del cuerpo. Al igual que las células del resto de órganos, los del cerebro renuevan sus componentes continuamente. El cerebro está formado, en dos terceras partes, por ácidos grasos. Son los componentes básicos de la membrana de las células nerviosas, su “envoltorio”, a través del que se producen las comunicaciones entre todas las células nerviosas en todas las regiones del cerebro y el cuerpo.

Uno de los alimentos más importantes para el cerebro son los ácidos grasos esenciales llamados omega-3. Estos ácidos grasos que el cuerpo no puede fabricar (de ahí el término “esenciales”) son cruciales para la construcción del equilibrio del cerebro.

El equilibrio de ácidos grasos esenciales omega3 y omega6 en una proporción de 1:1 es la ideal para producir neuronas de una calidad óptima, para dar al cerebro una buena capacidad cognitiva y emocional. Cada uno debería tratar, como mínimo, de equilibrar su dieta, favoreciendo el pescado – intentar tomar ácidos omega3 en suplementos alimenticios - y disminuir el aporte de omega6  en la alimentación que normalmente se toma en exceso.

Los ácidos grasos omega3 pueden mejorar toda una gama de síntomas de la depresión: la tristeza, así como la falta de energía, la ansiedad y el insomnio, el descenso de la libido y las tendencias suicidas

El cerebro emocional. Auténtico “·cerebro dentro del cerebro”. El cerebro emocional controla las funciones fisiológicas del cuerpo: el ritmo cardiaco, la tensión arterial, el apetito, el sueño, la libido y también el sistema inmunitario. Para curar el estrés, la ansiedad y la depresión se tiene que actuar  sobre el cerebro emocional.

Un buen equilibrio entre las dos ramas del sistema nervioso autónomo es uno de los mejores antídotos contra la ansiedad y los ataques de pánico. Todos los síntomas de la ansiedad tienen su origen en una actividad excesiva del sistema simpático: sequedad de boca, aceleración del corazón, sudores, temblores, aumento de la tensión arterial etc.

La ansiedad y la depresión suelen ser la señal de desamparo que emite el cerebro emocional cuando detecta una amenaza para nuestro equilibrio social.

P.León